lunes, 3 de enero de 2011

Vivir sin Lula

http://www.noticiasdealava.com/2011/01/02/politica/estado/vivir-sin-lula
http://www.noticiasdegipuzkoa.com/2011/01/03/politica/vivir-sin-lula
http://www.deia.com/2010/12/31/mundo/vivir-sin-lula


El pasado sábado Dilma Rousseff relevó a Luiz Inázio Lula da Silva en la presidencia de Brasil. Tras ocho años al frente del país, el exminero y líder sindicalista abandona el palacio de la Alvorada. Los brasileños echarán de menos a Lula, al menos eso apuntan los sondeos con los que se cierra 2010, que le han situado con un 80% de popularidad. A Rousseff, de 63 años, su sucesora y heredera política, le queda la tarea de deshacerse de su sombra. Personalidad para ello no parece faltarle a una mujer que pagó con tortura y tres años de cárcel entre 1970 y 1973 su lucha contra la dictadura militar.

       Pero Lula es mucho Lula, no sólo en Brasil, donde sus habitantes, el 31 de octubre pasado, eligieron a Rousseff, del Partido de los Trabajadores (el mismo que Lula) como su presidenta. El 56% de las personas que acudieron a votar avalaron su candidatura, frente al 44% que obtuvo José Serra, del conservador Partido de la Socialdemocracia Brasileña, situado a la derecha política del PT de Rousseff y Lula. Brasil estrena Presidencia pero, sin embargo, América Latina pierde a uno de sus líderes, a uno de los mandatarios que mayor prestigio y respeto han obtenido entre su clase política, sus ciudadanos e, incluso, en el orden mundial.

       ¿Cuál es el futuro político de Lula? Aún no lo ha desvelado, aunque eso sí, el pasado lunes en su último encuentro con periodistas antes de dejar el poder, descartaba que vaya a aceptar cargos en organismos internacionales. Lo cierto es que desde hace meses se ha especulado con la posibilidad de que dirija Unasur, la Unión de Naciones Suramericanas, después de que el fallecimiento del expresidente argentino Néstor Kirchner, el pasado 27 de octubre, dejara vacante su secretaría general. Coincide además que 2011 será un año decisivo para esta entidad, constituida en 2008 precisamente en Brasilia, pero que este año adquirirá plena vigencia como organización para la integración de los países de América del Sur.

       De izquierda a derecha, no ha habido jefe de gobierno sudamericano que no haya querido presumir de salir en la foto con Lula. Incluso dos personajes antagónicos como Álvaro Uribe, relevado de la Presidencia de Colombia en 2010, y Hugo Chávez han aceptado su intermediación y su trabajo de cocina de cara a apaciguar las tensiones que han vivido Colombia y Venezuela, calmadas tras la toma de posesión de Juan Manuel Santos como presidente colombiano el pasado agosto. Santos, al igual que Rousseff, llegaba al poder a la sombra de su antecesor, pero el colombiano deja ya su impronta, como lo demuestra también el restablecimiento de relaciones de su país con Ecuador. El bombardeo de suelo ecuatoriano ordenado por Uribe para matar a guerrilleros de las FARC en 2008 amenazó con desencadenar una guerra cuyo fantasma Lula también contribuyó a alejar.

       Elogiado por Chávez, Barack Obama ha hecho de él uno de sus principales referentes, en parte precisamente para contrarrestar la influencia del venezolano, enemigo declarado de Estados Unidos en la región. El próximo 5 de enero Chávez asumirá los poderes especiales que le otorga la Ley Habilitante, aprobada sólo hace pocas semanas por un legislativo que ese mismo día será reemplazado por los asambleístas elegidos en las elecciones del pasado 26 de septiembre. En la nueva asamblea Chávez no dispondrá de la mayoría cualificada necesaria para aprobar ciertas leyes pero la Habilitante, justificada por Chávez en la necesidad de agilizar la aprobación de medidas para paliar los efectos de las últimas inundaciones acaecidas en el país, le permitirá legislar por decreto. La Ley Habilitante otorga a Chávez poderes especiales por 18 meses, que concluyen prácticamente en su actual periodo presidencial. La oposición venezolana ve en tanta coincidencia un claro paso hacia lo que no duda en calificar de dictadura. Chávez lo desmiente argumentando que la Habilitante y el resto de sus reformas encajan en la Constitución venezolana. También intenta restar credibilidad a la oposición identificándola con una oligarquía que se resiste a perder privilegios.

       La polarización que vive la sociedad venezolana se traslada, en cierta medida, a la política regional, donde Estados Unidos y la Venezuela de Chávez desatan una incruenta guerra por la influencia y el poder.

       No estará ya Lula al frente del país más grande de América del Sur para intermediar entre ambos. Y Argentina, el segundo, tiene demasiados problemas en casa para preocuparse del vecino. Tampoco su presidenta, Cristina Kirchner, tiene el prestigio de Lula y, por si fuera poco, el país celebrará a finales de año elecciones presidenciales. Kirchner no ha decidido aún si se presentará a la reelección. Desde luego el año que comienza difícilmente podrá ser para ella más duro que 2010, dado el fallecimiento de su marido y antecesor en el cargo, Néstor Kirchner. Sí contaba con amplio reconocimiento en la región Michelle Bachelet, pero 2010 supuso también su relevo por Sebastián Piñera.

       Una de las últimas decisiones de Lula da Silva ha consistido en el reconocimiento del Estado palestino por Brasil. La acción ha irritado, por supuesto, a Israel, país con el que ha mantenido cauces de comunicación en la búsqueda de una solución para los palestinos. También Lula ha sido capaz de mantener su amistad con Obama al tiempo que el presidente de Irán, Mahmud Ahmadineyad, le consideraba un interlocutor válido ante sus conflictos con Occidente por la cuestión nuclear.

       En 2012 concluyen los cinco años para los que fue elegido Ban Ki-moon al frente de la secretaría general de la ONU. Hay quien ha visto en la hiperactividad de Lula el contrapunto a la escasez de acción de la que tanto se le ha acusado al surcoreano. Las declaraciones efectuadas el lunes por Lula cerrarían esa puerta. Pero probablemente tampoco Lula imaginó ni diría jamás, cuando lideró huelgas, que algunas de sus medidas serían aplaudidas en la Bolsa de Sao Paulo. La legislación brasileña le impedía volverse a presentar a una tercera reelección seguida, pero no volver a hacerlo en el futuro. En Brasil se especula con su vuelta en las elecciones de 2014, año en los que se celebra el Mundial de Fútbol cuya consecución, como la de los Juegos Olímpicos de 2016, se achaca a Lula, pero Rousseff tiene cuatro años para que sus compatriotas no deseen su regreso. No, al menos, como presidente. A Latinoamérica le costará volver a encontrar un líder que supere la división entre países e ideologías.

domingo, 5 de diciembre de 2010

'Wikileaks' acelera la rueda

Julian Paul Assange. Australiano. 39 años. Estudios de físico y matemático. ¿Profesión? No es fácil definir el perfil de este hombre que ha hecho tambalear la diplomacia mundial. Probablemente se exagere cuando se llega a decir que ha habrá un antes y un después de las revelaciones que ha hecho su página web, Wikileaks. Nadie irá a la cárcel por las violaciones a los derechos humanos que ha denunciado a manos de los invasores de Irak ni Estados Unidos teme que el resto de las naciones del mundo se rebelen por su autoatribuido papel de administrador global, puesto de relieve por las informaciones internas de la diplomacia norteamericana que Wikileaks ha facilitado para su publicación a cinco diarios de Estados Unidos (The New York Times), Gran Bretaña (The Guardian), Francia (Le Monde), Alemania (Der Spiegel) y España (El País).

       Se han magnificado las consecuencias de la publicación de estos documentos. Como si el mundo no estuviera ya curado de espanto. Los ciudadanos hemos visto de todo, presenciamos la injusticia en directo desde la comodidad de nuestra butaca. ¿Rebelarnos? También era ingenuo pensar que lo harán las naciones del mundo a las que Estados Unidos ha estado (y seguro que está) vigilando. Como si lo descubrieran ahora. El problema no es Estados Unidos, antes lo fueron los egipcios, o los romanos, los griegos, los ingleses, los españoles o los holandeses. Siempre hay alguien que se cree con derecho a dominar al otro. Lo que ocurre es que ahora, en el siglo XXI, tan evolucionadas la tecnología y el saber científico, otras ramas del conocimiento como las relaciones internacionales han evolucionado menos. Mucho menos.

       Wikileaks no ha inventado la rueda pero sí ha creado una nueva forma de hacer que ésta acelere, incluso de evitar que los obstáculos que otros le ponen detengan su camino. Wikileaks hace a los seres humanos un poco más libres. Saber ciertas cosas que los más poderosos ocultan ya no depende sólo de que alguien las filtre, de que alguien las cuente, antes dependía también de que los medios de comunicación estuvieran dispuestos a publicarlas. Y demasiadas veces ha ocurrido que ninguno, pese a sus diferencias y la feroz competencia que se traen entre sí, quisiera hacerlo.

       Esta vez cinco periódicos se han puesto de acuerdo con Wikileaks para publicar sus revelaciones. Pero Wikileaks ya no los necesita. El pasado 23 de octubre publicó directamente en su página web documentos relativos a la guerra de Irak sin necesidad de intermediarios. Algunas voces se apresuran a anunciar que fenómenos como Wikileaks acercan el fin de los medios de comunicación profesionales. Al contrario, los refuerzan y mejoran: los medios se ven obligados a cumplir con su obligación de informar y a aplicar un principio del que tantas veces han prescindido: la información pertenece a los ciudadanos, no a ellos. Demasiadas veces ésta ha sido utilizada como un privilegio o moneda de intercambio y no como un servicio.

       ¿Y quién controla a Wikileaks? ¿Cuál ha sido el acuerdo al que ha llegado con los medios que han publicado sus documentos, cuánto le han pagado? La transparencia que tan legítimamente reclaman Wikileaks y los cinco periódicos ya citados deberían aplicársela a ellos mismos. Si no, cabe el riesgo de que caigan de nuevo en la arrogancia de la que tantas veces se ha acusado a la prensa.

       ¿Cuál es la verdadera motivación de Julian Paul Assange? Sólo él la sabe. La Justicia sueca ha dictado una orden de busca y captura. Está acusado de un delito tan grave como una violación. Assange no está seguro en ningún lugar del mundo, la orden de busca y captura es internacional. Se encuentra escondido, asegura además haber recibido amenazas de muerte. Denuncia una conspiración y en ese contexto sitúa la acusación de violación, que él niega. La acusación coincide en el tiempo con las principales revelaciones de Wikileaks. ¿Casualidad?

domingo, 28 de noviembre de 2010

Haití vota en cólera

       Es la fiesta de la democracia. El domingo amanece alegre en Puerto Príncipe y el resto de las ciudades de Haití. Los más de cuatro millones de habitantes que han logrado vivir más de 18 años, todo un reto en el país más pobre de todo el hemisferio norte, están llamados a ejercer su democrático derecho a voto. Toda una fiesta, sí. La ONU y las grandes potencias del mundo vigilarán la transparencia del proceso, preocupadas, como están, por la salud del sistema democrático haitiano, no por la de sus habitantes. Los haitianos no tienen qué comer, ni agua potable para beber. Las madres haitianas apenas pueden ofrecer el pecho a sus niñas y niños. Ni siquiera hay fuerzas ni medios para acercarse a enterrar a las personas que mueren en las calles a causa del cólera.Ya son 1.600 las personas fallecidas en el país caribeño a causa de esta enfermedad fácilmente evitable. Pero lo importante es que Haití es una democracia y el mundo tiene que asegurarse de que allí se puede votar, que haya urnas para depositar una papeleta. Pero Haití no vota hoy en cólera, la rabia sólo nace en los estómagos satisfechos. Haití vota en la apatía y el desencanto.

       Si alguien no llega hasta hasta el colegio electoral porque no tiene fuerzas, porque está enfermo, porque tiene hambre, ahí no hay nada que decir, qué le vamos a hacer, lo importante es que allí estén las urnas y que haya suficientes papeletas con las fotos de los candidatos, puesto que en Haití ya antes del terremoto casi el 50% de los adultos no sabían escribir. Es la formalidad de la democracia que ha impuesto el mundo occidental al resto: te puedes morir de hambre, ahí no hay nada que decir, pero tienes que tener derecho a votar, aunque no sepas a quién lo haces porque no sabes leer, no fuiste a la escuela...
       Dieciocho candidatos se disputan el complicado reto de coger las riendas de este país sin Estado, de un gobierno sin capacidad de ejecutar. El más conocido, el cantante Joseph Michel Martelli, aunque los sondeos no ven claro que pase a la segunda vuelta, en la que más posibilidades tienen la ex presidenta Mirlande Manigat y Jude Celestin, este último yerno y miembro del mismo partido que del  hasta ahora presidente René Predal. ¿Les queda algo a las y los haitianos? Sí, la dignidad. Haití fue el primer país latinoamericano en lograr la independencia y el primero de todo el continente en decretar el fin de la esclavitud. Mucho antes que Barack Obama, en 1807 un haitiano, Alexandre Pètion, lograba convertirse en el primer presidente americano de raza negra.

       Mientras los haitianos asisten obligados a esta fiesta a la que no se sienten invitados,  Estados Unidos y las dos Coreas juegan a los barquitos. El problema está en que el peligroso juego no se desarrolla sobre un tablero ni el fuego es virtual. Se habla del peligro de una guerra. Difícilmente se desatará. Es la ventaja del desafío atómico. Quien apriete primero el botón sabe que no habrá ganador: el ser humano, simplemente, desaparecerá.  

domingo, 21 de noviembre de 2010

Sáhara, el desierto diplomático

 http://www.deia.com/2010/11/21/opinion/tribuna-abierta/sahara-el-desierto-diplomatico

       Marruecos vuelve a ganar terreno en el desierto. Ya no necesita que sus tropas de infantería avancen entre la arena. Si la ausencia o escasez de vida caracteriza al desierto geográfico, el de la diplomacia se percibe en el silencio. Y es en él donde Marruecos se hace todavía más fuerte 35 años después de que sus tropas ocuparan el Sáhara.

       La escalada represiva que ha puesto en marcha en El Aaiún, la capital de la antigua colonia española, apenas ha logrado una declaración de la ONU por la que su Consejo de Seguridad "deplora la violencia en El Aaiún y en el campamento de Gdeim Izik". El pasado miércoles, a las pocas horas de esa declaración, el embajador marroquí ante el organismo internacional se felicitaba por el "alto grado de responsabilidad" que, en su opinión, mostraron los países representados en el Consejo de Seguridad, dos de cuyos miembros permanentes, Estados Unidos y Francia, ambos con derecho a veto por tanto, se negaron a condenar la actuación marroquí.

       Las versiones sobre los sucesos de El Aaiún siguen siendo contradictorias. La española Isabel Terraza y el mexicano Antonio Velázquez, dos de las últimas personas que han logrado salir del Sahara ocupado, no dudaban en calificar lo que está ocurriendo como genocidio. Marruecos, por su parte, mantiene que permitió que miles de personas acamparan en El Aaiún en demanda de mejores condiciones de vida hasta que comprobó que estaban dominadas por "grupos violentos". Dice que sus tropas actuaron para liberar de su yugo a ciudadanos inocentes, entre los que se encontraban niños.

       Marruecos ha acompañado su versión de vídeos en los que se ve a personas degollando a policías. No pueden ser contrastados. Su ministro de Interior, Taib Cherkaoui, recibido en Madrid en plena crisis, ha identificado a los autores de las protestas como terroristas, insinuando su posible participación en Al Quaeda. Marruecos pide que se escuche su versión. No le falta razón pero su actitud es hipócrita: se ha encargado de eliminar testigos de lo que está ocurriendo mediante la expulsión de los medios de prensa internacionales. ¿Qué es lo que teme?

       Marruecos tiene cada vez menos miedo. El desierto diplomático es su terreno. Y en ese desierto ha encontrado un aliado: el gobierno español, un agente importante para la solución definitiva al problema saharaui por su condición de antiguo colonizador. El Sahara se ha convertido también en el desierto de José Luis Rodríguez Zapatero. Su recién nombrado vicepresidente, Alfredo Pérez Rubalcaba, recibió el miércoles a Cherkaoui en su despacho en calidad de ministro del Interior. Tras la reunión, se limitó a trasladarle la "preocupación del Gobierno español" por lo que está ocurriendo en el Sahara y dio por bueno que "Marruecos investigue, si es que hay algo que investigar", sobre su propia actuación.

       Otra victoria, pues, de Marruecos, quizá la más clara desde su ocupación de parte del Sáhara desde 1975. El ruido que han provocado los últimos sucesos han roto la aparente calma y normalidad con las que reino alauí presenta su administración sobre el Sáhara. Ya lo hizo Aminatou Haidar. El pasado lunes se cumplió un año del inicio de su huelga de hambre, que se prolongó por 32 días. A Marruecos no le interesa que esa forzada normalidad se quiebre, la comunidad internacional podría reaccionar. Ha podido tener alguna duda, pero para los saharauis el desierto diplomático es hoy todavía más árido e inhóspito que el de arena. La ausencia de reacción de la ONU, Francia, la potencia europea con mayor influencia en África y España, el antiguo colonizador del Sahara, eleva aún más las enormes dunas que impiden vislumbrar una solución justa para los saharauis. No es ya sólo que no cuestionen la actuación marroquí, calificada de genocidio por organizaciones humanitarias, sino que dan carta legal a la administración marroquí sobre una tierra ocupada. Tierra árida sí, pero en la que no faltan yacimientos de fosfato y pesca, así como planes de explotación de petróleo y gas.

       La primera resolución de la ONU sobre el Sahara es de 1965. Entonces proclamó el derecho de autodeterminación de los saharauis e instaba a España a agilizar su descolonización. Se hablaba ya de la celebración de un referéndum para que sus habitantes decidieran su futuro. Cuarenta y cinco años más tarde EE.UU. y Francia no mencionan ya la posibilidad de un Sahara independiente, dando por buena la pretensión de Marruecos de que se reconozca legalmente su soberanía. Ya la ejerce de facto al oeste del territorio saharaui, la zona más rica, dividida del Este, controlado por el Frente Polisario, por un muro 2.700 kilómetros, sólo superado por la Gran Muralla China. Lo construyó Marruecos entre 1980 y 1987. Está rodeado de alambradas y campos de minas. Marruecos mantiene puestos defensivos cada cuatro o cinco kilómetros. Algunas fuentes hablan de que lo vigilan 12.500 soldados. Y de que su mantenimiento le cuesta a Marruecos dos millones de euros diarios. Eso en un país situado en el puesto 130 en el índice de desarrollo humano, un indicador referente para vislumbrar las condiciones de vida de su población.

       Al otro lado del muro se sitúan las tropas del Frente Polisario, que aceptó el Plan de Paz propuesto por la ONU en 1991. Esta semana, su delegada en Euskadi, Fátima Mohamed Salem, advertía de que muchos saharauis están pidiendo a su organización la vuelta a las armas. No es la única voz que se ha expresado en ese sentido.

       Mientras tanto, en El Aaiún sigue el temor. El abogado donostiarra Enrique Lertxundi estuvo allí en el mes de julio. Llegó de Casablanca para acompañar en su regreso a casa a saharauis que habían visitado a los suyos en su exilio argelino. Los observadores son, en realidad, escudos humanos, un arma defensiva para evitar represalias de la policía marroquí. Lertxundi se comunica casi a diario con algunos de los saharauis de El Aaiún. "No se atreven a salir de casa. Tienen miedo y alguno está escondido", cuenta. De El Aaiún recuerda la permanente vigilancia de la Policía, que alcanzó un cariz ridículo: "Desalojaron una zona cuando estuvimos echando una siesta". Un sueño mucho más largo que aquella siesta es el que afecta a la comunidad internacional, toda una pesadilla para los saharuis que ven en el diplomático el desierto más peligroso.